martes, octubre 3

ENTONCES NOSOTROS...

Tal vez no exista una sonrisa igual a la tuya cuando ríes, ni tal vez pretenda tus caricias comparar al día, pero no hay nada como tus ojos iluminarse cuando a sus párpados asoma la alegría. Entonces me inspiran las cosas que a veces no ves, me suena al revés el dolor de tu ausencia y tengo la paciencia de escribir otra vez, aquellos recuerdos de amor y de talvez que siempre esperan. Esperan los pimpollos que brotan inesperados del vientre de los sueños y se hacen dueños del amor y la vigilia, con la pasión desconocida que todo lo pregunta y que duerme trasunta en tu regazo, que al paso de los años nos dan el dolor y la alegría de la mano de sus pasos, todo eso que alguna vez, inesperada y silenciosamente la sabremos familia. Siempre escondida en la vasta tormenta, asume la afrenta su rol despiadado, pero enamorado a mi modo sospecho en tinieblas los sueños y el lodo, y salto a través del estrecho sueño de nuestros excesos y en el primer beso, radiante de encuentros, nos diremos contentos: el amor vence todo. El hurón

DE CUANDO NO ESTEMOS JUNTOS

Llevarás tú misma el estigma eterno del infierno ocurrente por haberme olvidado, yo mientras tanto seré condescendiente al recuerdo indemne de haberte besado y construiré mi vida a partir de tu olvido, con el simple tañido de la campana de tus pechos, que han obrado indecisos el milagro de dejarme maltrecho, no por esta suerte de vivir sin estar vivo sino porque cada noche me despierto más tonto y más enamorado y menos atrevido. Podríamos ser virtuales a la hora del beso, podríamos intentar desvanecernos impunes en el perfume reconquistado de nuestro silencio, pero no podríamos engañar a nuestras almas ocultándole a la piel el recuerdo de futuros encuentros... Quizás soñemos con un verso exacto de dulzura y tristezas, tal vez soñemos con la tibieza de contarnos la risa, o simplemente imaginemos la prisa de tus los ojos ávidos de vernos y nada más tenerlo pretender nuestras caricias... el huron

CIERRO MIS OJOS

Miro impotente el reloj aturdido de mis ojos, impaciente de enojos deshago la esquina con pasos vacilantes, la espera me obnubila hasta el instante en que tú llegas, despacio, pisando la tierra que se te ofrece sumisa y la cornisa de mis rodillas tiembla y vacila: hasta que corro a tu encuentro, como un niño que ha encontrado su juguete, con la arrogancia de la vida que ha vencido a la muerte... con la risa de tu risa que se parece a la mía. Solamente un beso espero de tu boca, pero con las ansias locas de palpitar tu regreso, tendrá que ser ese beso inmenso como tu alma, que me devuelva la calma inaudita de tu partida reciente. Me lo darás en la frente? Me lo darás en la boca? O se lo darás al aire que en mi corazón provoca, un remolino tierno cuando pasas y me rozas...? Tal vez tu recuerdo ensimismado me persiga, las manos ocultas de nervios y prisas, una esquina indemne de palabras al viento, quizá un lamento triste después de tu partida, un pañuelo de recuerdos pleno y un boleto roto de lágrimas vertidas... Llevarás tú misma el estigma eterno del infierno ocurrente por haberme olvidado, yo mientras tanto seré condescendiente al recuerdo indemne de haberte besado y construiré mi vida a partir de tu olvido, con el simple tañido de la campana de tus pechos, que han obrado indecisos el milagro de dejarme maltrecho, no por tu olvido, sino porque cada noche me despierto más tonto, más enamorado y menos atrevido. El Hurón

AUSENCIA

Desterraré al olvido la palabra “ausencia” y pondré la bandera empapada de la lluvia de nuestros abrazos, hecha jirones (eso sí) con las viejas canciones de nuestra nueva querencia y entonces, sin ningún motivo, te estrecharé en mis brazos para besarnos como niños, desnudos de pasiones e incondicionales de tenernos en una suerte de nueva vida construida con el llanto, la distancia y la paciencia... Desterraré al olvido la palabra “ausencia” amarrando las imágenes de amarillentas fotos, al carro triste de nuestras lágrimas que pasa cada día por mi puerta, lleno de la incongruencia fatal de haberte extrañado tanto tiempo, camino al abismo y lleno de la estúpida elemental indecencia de no haber sido felices y de no habernos amados como potros desbocados, pero a la vez vacío de lo soñado, es decir, de nosotros mismos... Desterraré al olvido la palabra “ausencia” cuando tú no lo percibas, con un golpe de magia y mientras estés dormida, seré el perfume de tus sábanas limpias y me haré viento en la entreabierta ventana, para imaginar tu expresión en la mañana soleada recordándome con una mueca de alegría y besándome los labios ladrones de besos clandestinos con el mismo repetido desatino y la misma porfía discontinua con que siempre me has besado... Desterraré al olvido la palabra “ausencia” y esta vez seremos felices de las pieles consentidas ya no habrá una partida sino miles de coincidencias tendremos un horizonte particular hacia donde dirigirnos y las veredas tendrán el color de los paisajes alegres que nosotros elegimos, trasmutados e indelebles desde nuestras nuevas conciencias, que grita que nada va a morir, que todo va a estar vivo: porque desterraré al olvido la palabra “ausencia”. El Hurón.

lunes, septiembre 4

Besos de miel...

CONOCERNOS. Imprecisa, indefinida, en el lejano fuego de ruegos de besos cercanos, el arcano entrevisto me ha provisto de la irónica porfía de tenerte y no tenerte a mi costado. Un imprevisto viento de primaveras y de aceras te trae, pero al extender mi mano cae la ilusión del abrazo y la caricia y entre sordas risas, el mismo viento que te acerca, me aleja y te lleva. Me abraso en la impaciencia ávido de fotos y palabras, y en cada puerta desentornada pienso: eres tú…Pero el trasluz de la tristeza tiñe mi cabeza de soledades blancas y la inexorable senectud de mis versos le gana a estas ganas, con el alud incontenible de madrugadas vacías de palabras. Imprecisa, indefinida, la esperanza fugaz también existe y se desviste tierna y semidormida, alargando la partida con el desvelado propósito de nunca irse sin haber llegado jamás hasta al borde desconocido de tu piel para saborear imaginados los besos de miel que nunca habremos de darnos. el Hurón.

Mujer: canta a la esperanza

No dejes que te envuelva la tristeza con su manto de amargura incontenible, cierra pronto las ventanas de tus ojos, no permitas que tus lágrimas se filtren, y lucha por quitar del ceño las espinas del enojo que te tornan desconocida e insensible. Abandona ese gesto de abandono que hace a tu risa un rictus y prueba: que aún eres fuerte en tu dolor supremo, que aún eres capaz de luchar sin tregua. Muéstrale al mundo que naciste fuerte, y saca energías de tu interior en sombras, lleva la luz del amanecer a tu sonrisa y a tus labios la palabra aquella...que siempre nombras. Levanta la vista, alza tus manos y resurge como el Fénix, de tu misma materia, que aún cuando no encuentres todo lo que buscas, piensa que no estás sola, que a alguien desesperas. No dejes que te envuelva la tristeza con su manto de amargura incontenible y triste, rescata de lo que eras, aquellos,tus mejores sueños y reconquista enérgica y por tu bien, la esencia sagrada de lo que siempre fuiste. el Hurón.

Yo soy aquel

Yo soy aquel causante de tus males nocturnos, el que arranca tus lagrimas de frío sin quererlo y que uno de estos días: te dirá que te quiere. Yo soy ese sujeto que parece no amarte y por ti muere. El que rara vez una caricia dejo olvidada al pasar y de quien su perfume tu almohada bebe. Yo soy aquel causante de tus males nocturnos, quien con un vuelo rasante de pájaro asustado se posa en tu balcón, y a ninguno abres tan de prisa la reja tardía del temprano corazón. El que con una mirada vence tu enojo y tus caprichos, quien no te ha dicho aún: cuanto te quiere. El que muere por llamarte donde estés en voz baja y de tus propios labios. Yo soy aquel causante de tus males nocturnos, que vendrá una noche y para siempre a quedarse contigo, para aumentar tu llanto ahora de alegría, el que uno de estos días te dirá te quiero y entero corazón y alma dejara en la porfía de tomar tus manos. Yo soy aquel causante de tus males nocturnos, que vendrá a tu lecho de rosas sumergido y fijo, una noche de estas, para soñar junto a tu boca sus propios hijos. el Hurón.

Quédate conmigo

Quédate conmigo siempre, no te separes de mi corazón que vive de la prolongación de la alegría de tus latidos, sostiéneme toda la vida con tu mirada, tu risa, tu perfume de jazmín que trepa impenitente al balcón de mis días. Quédate conmigo siempre, como el mar acompaña las olas hasta la playa y luego las retiene en su seno, para seguir amándolas en un juego de siglos, como tú lo haces conmigo. Quédate conmigo siempre, como el perfume de las flores, desde que nacen hasta que mueren, sin abandonarlas nunca, rodeando con sus brazos de néctar la mustia y gris rutina de albas y atardeceres. Quédate conmigo siempre, no vuelvas a irte de mi lado y atormentes mi esperanza ilusionada con despedidas prolongadas, transfórmate en el mar y la flor: y serás el amor que esperaba, etéreo y cautivo, golpeando a mi ventana.

viernes, junio 9

Saldré de mí ahora mismo...

Saldré de mi ahora mismo, cruzare el abismo tortuoso de mi limitado lecho, para depositar en tu pecho mis endechas hechas del amor, impreciso y errante, con la constante preocupación de la desazón infante que me otorga esta pasión y el derecho de ser: tu amante. En los viejos papeles buscaré aquellos sueños que creí perdidos para siempre, cuando la temprana rosa estampaba la vigilia adolescente de impenitentes sueños y éramos los felices dueños del mundo y del amor, entre otras cosas... Leeremos entonces, los dispersos recuerdos de nombres inconclusos e inconfesos, los mismos besos robados en siestas de santas calmas, el alma irremediablemente suelta y alerta de otros pasos, los furtivos abrazos y los esquivos ojos con antojos de lo presagiado, de lo que vendrá, mágico e incierto, oculto en tus pechos y severamente condenado a nacer desde mi lecho: arrebol enamorado.

sábado, junio 3

DESPEDIDA

No podrán con mis recuerdos los fantasmas de tus cosas idas, saltarás por sobre los muros de las tristezas embebidas de antiguos llantos que te hacen tanto mal, y quedarán detrás de la sal de futuras despedidas. Pero, amiga mía, luego de estos versos tu mañana es distinto: lo habitarán tus instintos y toda tu alegría, en la loca porfía de este amor converso. Extrañaré la ausencia de tus risas cómplices aún sin verlas, imaginaré las perlas de tu sonrisa compartida con tristezas, bajaré la cabeza un momento y un mudo lamento me subirá de las venas... cuando en mi última cena soplará tu brisa. Extrañaremos siempre el abrazo bebido y debido de otros tiempos, otras noches y otros días, viviremos los recuerdos de pasadas alegrías al compás eterno de una eterna despedida, acompasando las manos y las lágrimas dispuestas al irreconocible olvido que me sorprende con el humo indescriptible de estar vivo extrañando la suave duna de tu piel dormida. Eres en mi día la noche de ausencias, eres la presencia de la inmensa vastedad intensa que alimenta mi fantasía, eres la porfía de pretender quererte aún en la inconsciencia de sin tenerte o tal vez de pretenderte mejorando soñarte y amarte, con la leve incandescencia de tu mirada que sienten los antojos esclavos de esta ventana al dejarte... Quizás la alta noche con sus ruegos y su espanto, borre mi canto trocándolos en lágrimas, como la pálida caricia que me intento al saber que invento por momentos la esperanza en tus cerrojos soñando despertar a tu lado una mañana mirándome en tus ojos... Entonces extrañaremos principalmente aquello que no hemos vivido, rescataremos al futuro de futuros olvidos una mano tendida y una despedida asida de lágrimas no vertidas, una combinación exacta de recuerdos y de olvidos porque fuimos tal vez las islas de un mar desconocido, fuimos el olvido de un sueño impertinente, fuimos la simiente de lo que aún no ha sido pero sobre todas las cosas: fuimos para ser y seremos para siempre los sentidos intactos del beso por doquier.

domingo, abril 30

verso 61

Podrás ser otra pero nunca inasequible, al posible fantasma del olvido que aterra, a la duda que aterra al misterio invisible y al indivisible celo que tus besos encierran. Podrás ser otra pero en esta vida y en esta tierra, serás única, de caricias inventadas y de amores posibles. Has hecho que mi sangre no circule en el lugar debido, has llamado al descuido de dejar en el olvido mis proyectos de antes, has puesto delante de mis ojos el antojo de tus besos y has puesto en la ventana del regreso: mis deseos de amarte... Rodaremos esa alfombra convertidos en una sombra que devora a besos el embeleso mágico que olvida lo trágico del tiempo anterior al amor de haber nacido, sabrá Cupido su tarea cumplida y aunque existan despedidas, será el regreso lo que dará aliento a la espera tramposa de abrazos prometidos Si sientes esta noche tu ventana batirse, si al irse el sueño te desvelas de amores, rinde mi sutil silencioso homenaje a las flores de tus pechos que en un batir de alas deshecho de rubor, trae a tu ventana el amor que he prometido y no des al olvido el verso que soñamos los dos una noche de teclados avarientos con la inocencia precoz del lecho conocido. ------yg------------

martes, marzo 21

Perfume de mujer...

Un sueño irreal, cruzo la mística noche de palabras sueltas curiosa señal entreví en el llamado a mi adormecida puerta y adiviné en el instintivo ademán de hacerte pasar que tu eras aquella. En vano lucharon el corazón y el deber (de hecho, nunca supe quién ganó la batalla) de sólo saber que habías entrado solo por ver mis febriles manos escribir tu nombre, me hizo otro hombre, ni mejor ni peor, y descifré los arcanos lentos de un compartido amanecer. No nos respondimos nada, no nos exigimos preguntas, recorrimos ávidos la intimidad velada y ya nada pudo contra el deseo y el amor, la irrepetible y trasunta vanagloria quedó en el olvido y como al descuido, instalamos en la alta noche un noche para acunar el dolor. Las marcas indelebles que establecen el cariño nos hicieron niños y como tal he sido feliz, el negro deslizado en tu vestido de novia convocó a la parodia de un sueño baladí: así te recuerdo, fatalmente loco y enamoradamente cuerdo entrando por la puerta de pasión que nos desune, con lágrimas y vestida con dos gotas de perfume, sólo para mí.

Sólo un espejo.

Voy por la vida como un espejo y soy solamente un hombre. Nada más que eso. En mí depositó alguien que desconozco, bajo este cielo infinito de sueños, su legado de caricias divinas. Mi humilde mente, humildemente, no alcanza a penetrar los misterios de la noche que me rodean con sus voces en mi senda, entonces, me apasiono y lloro por todos nosotros y río alegremente por los que vendrán a continuar la leyenda. El calendario perpetuo de oros y días tendrá, bajo la luz de un pensamiento divino, una poderosa razón de ser dentro mío y alcanzaré algún día, el final inalcanzable de este camino: quizás aún así no me sean reveladas las causas por las que existo. Soy sólo un espejo. Mis actos ya han sido ejecutados en las anteriores noches de los tiempos por otras manos con distintos sueños, tal vez, con mejor fortuna, con otros convencimientos. Dentro mío, vive el pasado con fuerza por derecho propio y se agazapa el futuro que no alcanzo a comprender con sus duros interrogantes que aterran. No me ha sido otorgado el derecho de saber o conocer, he sido limitado, estoicamente, al acto de la fe: en mí y en los demás. Buscaré en mis propias huellas el camino de mañana avanzando a ciegas, buscando no se que cosa en esta telaraña. Soy la vida, soy un espejo, soy nada.

jueves, febrero 9

LLUVIA DE NOSOTROS

Ustedes no lo saben, pero en mi pueblo: llueve. Los míos duermen preparando el mañana. El lugar de mi cama, compuesto y vacío, se siente leve en el albedrío de mi espacio corporal. Y me llega el frío de la lluvia de noviembre, siento la curtiembre de mi piel temblar en el ansia de besar lo que mi mente sueña y decido dormir. Al fin y al cabo, mañana debo trabajar... quien sabe lo que a tus sábanas le haría este pobre poeta, discutir tal vez, una porfía desvelada, o tal vez la nada, de mis pobres letras o quizás la terca decisión de alcanzar la madrugada en sueños de besos y caricias entre tanta distancia... Deja que la lluvia llore el amor perdido de tormentas pasadas, de la nada inventaré una cascada de risas y caricias, en la brisa vendrán los soles que tanto necesitas, tornare mi cintura tu refugio necesario y no habrá diccionario capaz de encontrar palabras, para decir lo que te amo... Entonces alborotarás mis ojos con tu sola presencia, desbaratarás de ausencia mis antojos de tristeza y en la noche que empieza, pondrás telón de besos al embeleso mágico de mirarte enamorado cuando duermas...

MI PROPIA MUERTE

Me pregunto donde andará mi muerte en este momento con su rutinaria suerte, posponiendo el viaje de golpear en mis cerradas ventanas que verán sorprendidas el bagaje de su fuerte voz, llamándome por mi nombre para cargar mi equipaje. Quizá mañana, en mi puerta se presente, pálida y angelical de besos reconstruidos, tal vez no la vea, tal vez me haya ido, tal vez mis sentidos huelan su presencia y entonces muera, tal vez no del todo, le pediré un momento para dejar estos versos a mis amigos, para no llevar conmigo esta fatídica herencia de papeles y letras, con el infantil y caprichoso pretexto de eternizar mi ausencia... Tendrán entonces mis letras que llevarán mi alma hasta sus manos adonde el arcano superfluo desvanecerá el misterio de mis pasos y sabré que existo, camino al cementerio por la simple torpeza de haberlos escrito. El infinito tiempo de no vernos se hará un segundo y el murmullo juntara en un abrazo el profundo valor de la amistad, apreciado y místico. Ahora, que sus sonrisas caben en mis ojos, les confesaré un antojo: que un momento los tengan a su lado, que los enojos destierren al intimo infierno de sus labios con la porfía inaudita de leerlos. Sean felices (pueden todavía), olviden sus malas noches y esperen sin reproches la mañana que borre las tristezas que dan paso a la inesperada y acaso buscada alegría. Yo, desde donde esté, alimentaré la rebeldía de seguir escribiendo, para que el ocaso de mis pasos aclare los trazos de mis pobres versos, y borraré de un plumazo la tristeza de no verlos.

ESTA LLUVIA (fragmento)

Como el mar de ancho es el silencio encantado de esta lluvia implacable y extrañado, como un sable que gotea el cáliz que aun no hemos perdido. Así mi sangre aún te llama en cada sábana, cuando solo y tendido, te llamo entre lagrimas porque se que me has perdido... Esta lluvia de mayo ha renovado a pesar de mis sueños, los dueños de las noches plagadas de esos versos, y me antojo un fantoche que desespera y habla, tal vez a la luna, quizás a la nada, cuando sólo me encuentro, como una plegaria que inútil resucita haciendo derroche, lastimoso y triste, de aquellas palabras que le llegan como esta lluvia: sutil y solitaria... porque se me hace la nada saber que existes pero no existo si tú no me acompañas... no he podido hilvanar una poesía que me sirva de consuelo, triste y en el desvelo, discontinuo de una vida errante, he sufrido el alegre y continuo desplante de aquella que se ha robado mis noches y estos besos...

COLOR DE LUNA LLENA

Ha llegado la noche y trajo en su manto caricias de amor, instalando cautelosa y cómplice el retrato de miradas entre vos y yo. Con instinto de mujer recorres mi cuerpo de hombre hasta que las sombras invaden tu rostro, entonces tus manos atraviesan con temblor de estrellas mis ojos y mi boca, besando en ese encuentro y hacia el fondo húmedo de esta loca pasión, hasta mi propio nombre. Entonces: estarás ahí. Serás la rosa del color de la luna llena que ilumina mi alma fluida que brusca escapa de mi cuerpo enamorado y busca soñadora e impetuosa la delicada prosa hasta hacerla transparente en tus venas. Se enraizará mi boca en tus palabras y me oirás decir que los sueños se terminan pero tu no escucharás más que mi latir. Sonarán campanas lejos, muy lejos de nosotros más allá de la misteriosa noche, que acudirá sorprendida a mirar nuestro encuentro, asomando su rubor de feliz melancolía desde la ventana ancha del horizonte. Y cuando el alba despunte caricias sobre los dormidos campos, nos separaremos besándonos con los ojos, soñándonos con las manos, será un Hasta Siempre que flotará en el aire ? o tal vez un Hasta Mañana ?, que mentiremos después con la bondad impía de aquellos sueños que mentiremos después en los recuerdos que lavarán las lagrimas.

ESA MUJER DESCONOCIDA...

Lánguida sonrisa de caricias envueltas en billetes sin sonido, impávido sentido de tu piel revuelta a mi contacto, al rebajado trato de tenerte conmigo y poder abrazarte y contarte al oído aquello que nadie puede escucharme, en la noche que amanece y se crece dulce y tranquila, por aquellos billetes dormirás con mis sueños en fila...sintiéndome tu amigo. Escucharé repentinos besos de madrugadas terminadas en adioses lentos que no repiten el sueño, esa cosa prostituta de vernos y no vernos, tal vez un silencio, una caricia adosada a la mejilla desacostumbrada y después, la frágil semilla que no dará la flor por distintos miedos....porque infinitos y distintos tiempos se suceden entre nosotros: ay!...el potro desbocado del silencio galopa su costumbre eterna en la terca irrealidad ceñida al descontento. Intento verte y no lo logro, el ogro de mis ojos todo lo ciega esta mañana y una lagrima a modo de consuelo intento, vana, pero aun así, te extraño y me desespero: de ver en tu cara la cara de una repetida mujer tan mía y tan lejana...de metálicos intentos.

sábado, enero 28

AMORES NOCTURNOS

Como cada noche,

te irás con las primeras luces del alba

a tu morada en sombras, vendrás a curar mi alma

de una enfermedad que desconoces

y que en porfiadas lágrimas te nombra.

Pero tú no me comprendes,

tan sólo te pido

que me ames y no me tengas preso

ni tampoco mis besos reduzcas al olvido.

Has sido

mi amante por largas noches de ensueños

y en desbordes, te he nombrado

en extraños reproches anhelantes

de otras vidas

sin que me hayas escuchado.

En infantil indecisión se me ha ocurrido

desenamorarme y dejarte,

para verte suplicante de mi pasión

el regreso y poner mis condiciones:

pero me ha asaltado el miedo.

Miedo a que no te importe,

miedo que me abandones

y que sea mío el llanto cuando tú te hayas ido.

Como cada noche,

te irás con las primeras luces del alba

a tu morada en sombras y ninguna,

ninguna otra ocupará mis sentidos

ni tendré la calma hasta que asomes,

desterrando al olvido

y majestuosa de plata,

mi novia luna.