lunes, septiembre 4

Besos de miel...

CONOCERNOS. Imprecisa, indefinida, en el lejano fuego de ruegos de besos cercanos, el arcano entrevisto me ha provisto de la irónica porfía de tenerte y no tenerte a mi costado. Un imprevisto viento de primaveras y de aceras te trae, pero al extender mi mano cae la ilusión del abrazo y la caricia y entre sordas risas, el mismo viento que te acerca, me aleja y te lleva. Me abraso en la impaciencia ávido de fotos y palabras, y en cada puerta desentornada pienso: eres tú…Pero el trasluz de la tristeza tiñe mi cabeza de soledades blancas y la inexorable senectud de mis versos le gana a estas ganas, con el alud incontenible de madrugadas vacías de palabras. Imprecisa, indefinida, la esperanza fugaz también existe y se desviste tierna y semidormida, alargando la partida con el desvelado propósito de nunca irse sin haber llegado jamás hasta al borde desconocido de tu piel para saborear imaginados los besos de miel que nunca habremos de darnos. el Hurón.

Mujer: canta a la esperanza

No dejes que te envuelva la tristeza con su manto de amargura incontenible, cierra pronto las ventanas de tus ojos, no permitas que tus lágrimas se filtren, y lucha por quitar del ceño las espinas del enojo que te tornan desconocida e insensible. Abandona ese gesto de abandono que hace a tu risa un rictus y prueba: que aún eres fuerte en tu dolor supremo, que aún eres capaz de luchar sin tregua. Muéstrale al mundo que naciste fuerte, y saca energías de tu interior en sombras, lleva la luz del amanecer a tu sonrisa y a tus labios la palabra aquella...que siempre nombras. Levanta la vista, alza tus manos y resurge como el Fénix, de tu misma materia, que aún cuando no encuentres todo lo que buscas, piensa que no estás sola, que a alguien desesperas. No dejes que te envuelva la tristeza con su manto de amargura incontenible y triste, rescata de lo que eras, aquellos,tus mejores sueños y reconquista enérgica y por tu bien, la esencia sagrada de lo que siempre fuiste. el Hurón.

Yo soy aquel

Yo soy aquel causante de tus males nocturnos, el que arranca tus lagrimas de frío sin quererlo y que uno de estos días: te dirá que te quiere. Yo soy ese sujeto que parece no amarte y por ti muere. El que rara vez una caricia dejo olvidada al pasar y de quien su perfume tu almohada bebe. Yo soy aquel causante de tus males nocturnos, quien con un vuelo rasante de pájaro asustado se posa en tu balcón, y a ninguno abres tan de prisa la reja tardía del temprano corazón. El que con una mirada vence tu enojo y tus caprichos, quien no te ha dicho aún: cuanto te quiere. El que muere por llamarte donde estés en voz baja y de tus propios labios. Yo soy aquel causante de tus males nocturnos, que vendrá una noche y para siempre a quedarse contigo, para aumentar tu llanto ahora de alegría, el que uno de estos días te dirá te quiero y entero corazón y alma dejara en la porfía de tomar tus manos. Yo soy aquel causante de tus males nocturnos, que vendrá a tu lecho de rosas sumergido y fijo, una noche de estas, para soñar junto a tu boca sus propios hijos. el Hurón.

Quédate conmigo

Quédate conmigo siempre, no te separes de mi corazón que vive de la prolongación de la alegría de tus latidos, sostiéneme toda la vida con tu mirada, tu risa, tu perfume de jazmín que trepa impenitente al balcón de mis días. Quédate conmigo siempre, como el mar acompaña las olas hasta la playa y luego las retiene en su seno, para seguir amándolas en un juego de siglos, como tú lo haces conmigo. Quédate conmigo siempre, como el perfume de las flores, desde que nacen hasta que mueren, sin abandonarlas nunca, rodeando con sus brazos de néctar la mustia y gris rutina de albas y atardeceres. Quédate conmigo siempre, no vuelvas a irte de mi lado y atormentes mi esperanza ilusionada con despedidas prolongadas, transfórmate en el mar y la flor: y serás el amor que esperaba, etéreo y cautivo, golpeando a mi ventana.