martes, marzo 21

Perfume de mujer...

Un sueño irreal, cruzo la mística noche de palabras sueltas curiosa señal entreví en el llamado a mi adormecida puerta y adiviné en el instintivo ademán de hacerte pasar que tu eras aquella. En vano lucharon el corazón y el deber (de hecho, nunca supe quién ganó la batalla) de sólo saber que habías entrado solo por ver mis febriles manos escribir tu nombre, me hizo otro hombre, ni mejor ni peor, y descifré los arcanos lentos de un compartido amanecer. No nos respondimos nada, no nos exigimos preguntas, recorrimos ávidos la intimidad velada y ya nada pudo contra el deseo y el amor, la irrepetible y trasunta vanagloria quedó en el olvido y como al descuido, instalamos en la alta noche un noche para acunar el dolor. Las marcas indelebles que establecen el cariño nos hicieron niños y como tal he sido feliz, el negro deslizado en tu vestido de novia convocó a la parodia de un sueño baladí: así te recuerdo, fatalmente loco y enamoradamente cuerdo entrando por la puerta de pasión que nos desune, con lágrimas y vestida con dos gotas de perfume, sólo para mí.

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