martes, marzo 21

Sólo un espejo.

Voy por la vida como un espejo y soy solamente un hombre. Nada más que eso. En mí depositó alguien que desconozco, bajo este cielo infinito de sueños, su legado de caricias divinas. Mi humilde mente, humildemente, no alcanza a penetrar los misterios de la noche que me rodean con sus voces en mi senda, entonces, me apasiono y lloro por todos nosotros y río alegremente por los que vendrán a continuar la leyenda. El calendario perpetuo de oros y días tendrá, bajo la luz de un pensamiento divino, una poderosa razón de ser dentro mío y alcanzaré algún día, el final inalcanzable de este camino: quizás aún así no me sean reveladas las causas por las que existo. Soy sólo un espejo. Mis actos ya han sido ejecutados en las anteriores noches de los tiempos por otras manos con distintos sueños, tal vez, con mejor fortuna, con otros convencimientos. Dentro mío, vive el pasado con fuerza por derecho propio y se agazapa el futuro que no alcanzo a comprender con sus duros interrogantes que aterran. No me ha sido otorgado el derecho de saber o conocer, he sido limitado, estoicamente, al acto de la fe: en mí y en los demás. Buscaré en mis propias huellas el camino de mañana avanzando a ciegas, buscando no se que cosa en esta telaraña. Soy la vida, soy un espejo, soy nada.

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