Como cada noche,
te irás con las primeras luces del alba
a tu morada en sombras, vendrás a curar mi alma
de una enfermedad que desconoces
y que en porfiadas lágrimas te nombra.
Pero tú no me comprendes,
tan sólo te pido
que me ames y no me tengas preso
ni tampoco mis besos reduzcas al olvido.
Has sido
mi amante por largas noches de ensueños
y en desbordes, te he nombrado
en extraños reproches anhelantes
de otras vidas
sin que me hayas escuchado.
En infantil indecisión se me ha ocurrido
desenamorarme y dejarte,
para verte suplicante de mi pasión
el regreso y poner mis condiciones:
pero me ha asaltado el miedo.
Miedo a que no te importe,
miedo que me abandones
y que sea mío el llanto cuando tú te hayas ido.
Como cada noche,
te irás con las primeras luces del alba
a tu morada en sombras y ninguna,
ninguna otra ocupará mis sentidos
ni tendré la calma hasta que asomes,
desterrando al olvido
y majestuosa de plata,
mi novia luna.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario