miércoles, noviembre 14
LA ULTIMA VEZ.
Te encontré. Desnuda el alma que arrinconó mi mirada
contra tus ojos de ámbar cristalino
y mis manos que no señalaban ningún destino.
Fugaz el anhelo creció en mí como el viento
imitado del invierno y algo triste y doloroso presentí
como salido de este infierno:
no eras la de antes, habías huido de mí,
se cumplían así los antiguos designios.
Hubo un diálogo de miradas imprecisas
que preguntaban aún sabiendo la respuesta.
La distancia no fue lo suficiente al olvido
y tu silueta nítida se reflejó en el marco de una puerta.
Así fue la última vez. No sé si habrá próxima.
sólo se que el tiempo no ayuda a olvidar lo que ha sido.
(La magia en casos de amores es inexperta.)
Vestigios quedarán por siempre de la antigua identidad inesperada
y recuperada en un juego infinito
de caras que se suceden y son las mismas en el fortuito
tiempo de todo o nada.
Imagino lo peor: que volveré a encontrarte.
Y otra vez será el rechazo quien me clave el puñal
del desengaño y me desangre
entre tus brazos sin que me abracen y no ser tu amante.
Te encontré. Y te perdí al mismo tiempo.
Es que acaso el hoy
y el mañana se confunden en el antes?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)